Thursday, March 27, 2008
Escribiendo nuestro anhelo en el bulevar
Palabras
Por Carlos Balaguer
Miércoles, 26 de Marzo de 2008
Al final de la calle allí estábamos tú y yo. Los últimos urbanitas de la historia, las rezagadas sombras de un viaje. Sólo quedaban en la fantasmagórica estación vestigios de un boleto, de una promesa, de un adiós… En cuenta nos habíamos quedado solos. Nosotros, los escrivas de historias habíamos dejado de escribir. Salimos de casa un día de esos olvidado. Salímos a buscar la felicidad. Tu historia era mi misma historia. Éramos los callejeros buscadores del amor y el deseo. Fuimos, allá en la soledad de la alameda, las últimas sombras urbanitas de la ciudad olvidada.
Herimos con la navaja la cáscara de los muros; cincelamos la dura celulosa de los árboles para escribir un nombre, un signo, una promesa, un dulce engaño. O simplemente unas iniciales. Garabateamos sin darnos cuenta nuestra protesta, así como el enigma de nuestro anhelo.
Mas aquel amor que escribimos en el muro pasó. Y el lugar que fuimos a buscar en esa larga alameda, ya no fue el mismo. No sé si lo encontramos. El nombre de la felicidad se borró de pronto sobre la cal de las paredes. Fuimos a buscarla, pero se nos olvidó en el camino. A don Gregorio, el turco, se le olvidaron los sueños y se convirtió en un montón de billetes, hipotecas y contratos. Al cantor de la plaza se le olvidó la canción. Al final, el bulevar fue quien terminó escribiendo nuestro anhelo...
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