Las vidas perdidas eran hojas

Palabras
Por Carlos Balaguer
Domingo, 6 de Julio de 2008

Las hojas verdes que el viento arrancó de los follajes de la urbe eran vidas perdidas. Las arrastró por el bulevar aún con vida, como casi siempre se fueron nuestros disolutos ahelos. Huyeron entre la vestisca como palabras sin decir o que no dijeron nada. Como promesas fallidas que interrumpió el destino. ¡Ah! Si el corazón también fue hoja que robó el desatino, el viento feroz que desnudaba muros y existencias. Fue el mismo que nos dejó desnudos como árboles de un día, que fueron perdiendo poco a poco todo de si, del esplendor de sus ramas. Así el ventarrón barrió las hojas verdes, que aún con vida se perdieron hacia cualquier lugar.
Sí, hacia cualquier lugar se fueron las hojas de la vida. Hacia algún remoto páramo en la memoria. ¡Ah! dolor perdido, ilusión, hojarasca… Verdores fugitivos.
Porque el recuerdo fue un día claro y fugaz que al final del día y de la vida atardeció, convirtiéndose en olvido. Si el corazón también fue hoja y fue ceniza y fue dicha perdida. Fronda que desgarró la impiedad del viento y del desdeño.
Por eso el corazón es hoy ramaje desnudo, verdores sin verdecer, vidas que no fueron. Porque la ramazón de tu amor fue perdiendo uno a uno los pámpanos y cogollos del imposible.