Sólo es libre y conquistador aquel que vence sobre su mismo dolor, sobre su misma vanidad, sobre su propia oscuridad, sobre su mismo destino.
Vencernos a nosotros mismos, pues, es el camino para vencer en la vida. De la misma forma que el conocerse a sí mismo, es el medio para conocer el mundo que nos rodea.
Tenemos, pues, que vencer "Tierra adentro" y conquistar en la noche de la ilusión, de la ansiedad, del desaliento: ganar la gran partida. Contra nuestros íntimos errores, contra nuestra íntima bestia agorera. La bestia oscura debe morir, para dar lugar al ser liberado.
Debe salir de ti el ser triunfante, victorioso, de los milenios infinitos. La Criatura triunfal del amor.
No perdemos por incapaces, por inferiores, por no tener la capacidad de vencer. Perdemos por incrédulos, por temerosos, por traidores a nuestra misma verdad; por infieles a nosotros mismos... y sobre todo por el error, o la ignorancia.
De ahí que surjan los ángeles derrotados, que salen desterrados hacia algún lugar del mundo, creyendo que la vida es una derrota. De la misma forma surgen los ángeles victoriosos. Aquellos cuya fé en la vida, en sí mismos les hizo alcanzar el amarillo sol de su ideal...Debemos sobre todo superar el error.
Por Carlos Balaguer.
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