Palabras
Por Carlos Balaguer
Domingo, 1 de Junio de 2008
A golpes se forjan los sueños y los hombres. Cuando nacemos somos metal virgen. Después, en el yunque del Divino Herrero, van cobrando forma nuestra alma, nuestro anhelo y nuestro ser verdadero.
El martillo representa la voluntad, el deseo. El cincel, la acción creadora. La escultura, el ideal alcanzado. Tus manos entre tanto, las artífices de la magia inspiradora. No reniegues por tanto de los golpes que te dé la vida. Recuerda que pueden ser los martillazos del escultor de las estrellas, del herrero celeste, forjando tu historia, humana y broncilínea. Cada porrazo del camino viene de las manos del fundidor en el yunque del destino. Recuerda que eres la obra que se forja con fuego, golpes y esfuerzo para lograr que se revele su belleza universal.
En la fragua del herrador, tú eres pues un trozo de metal que éste forjará con golpes y dulzura, como lo hace la vida misma. Puedes ser herradura para que cabalguen los corceles cósmicos de tu anhelo. Cerrojo y postigo para las puertas del cielo y de tu templo interior. Clavo para las artesones de la historia y de tu casa. Cadena para atar navíos y anhelos. Acaso moneda refulgente para comprar la vida.
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